jueves, 12 de febrero de 2009

El santo y la monja.


Mi papá en la comisaría de Yungay, 1970
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Mis padres se conocieron en Yungay, en plena catástrofe, el 70. Mi madre era monja, Sor María del Socorro, miembro de la congregación Reparadoras del sagrado corazón de Jesús; mi padre policía y mormón, Élder de la Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días. Mi viejito fue destacado a Yungay, acababa de divorciarse de su primera esposa con quien tuvo cinco hijos; mi mamá recién había sido informada sobre el fallecimiento de su papá, el camarada Viale, seis años después de su deceso, por culpa de un cáncer. Ambos sufrían. Los dos venían con pérdidas notables. Les bastó mirarse para saber que estaban destinados a una vida juntos.
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Supongo que ninguno imaginó lo que vivirían. Mi papá me contó que cuando tembló la tierra, algunos pocos salieron de sus casas corriendo hacia los cerros, entre esos pocos, estaban mis padres, fue en esa huída por la supervivencia cuando el policía choca con los ojos de la monja, la toma de la mano para que no desmaye en la fuga, la ayudó a subir a lo alto de la cima. Cuando estaban casi llegando, ante el estruendo mortal de algo que rompía a todo un pueblo, voltean y ven cómo la avalancha lo barría, entonces mi papá la abraza y la acompaña como quien intenta hacer magia para que disminuya el miedo.
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Al día siguiente la desolación era terrible. Ya estaban marcados, tenían que verse, la tragedia los había puesto frente a frente: mi padre como policía tuvo que recoger a los damnificados, mi madre como religiosa protergerlos. Fue velando por el prójimo cómo aprendieron el uno sobre el otro, fue al centro de ese dolor cómo fueron narrándose sus historias. Mi padre quedó conmovido con la vida de mi madre, mi mamá prendada con las historias de mi viejo.
. Sor María del Socorro, con sus alumnas, en Yungay, 1970.
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Lo complicado sería convencer a la monja que el amor venía con ese hombre con quien corrió hacia los cerros, mi madre, con aros perpetuos, estaba entregada a Cristo, cómo hacerle caso a su corazón cuando ella estaba comprometida de por vida con la iglesia, era la madre Sor María, la profesora de religión, la gordita del hábito negro, cuando la madre superiora intuyó que algo sucedía entre el policía y la sor, inmediatamente la trasladaron a Lima, al convento de la calle Bellavista, en Miraflores. Por supuesto mi viejo no sería un hueso fácil de roer, valiéndose de algunos contactos pidió su cambio a Lima, él necesitaba estar cerca a su monjita. Empezó entonces la persecución. A mi madre la comisionaron a Piura, mi papá pidió su cambio a Piura, la enviaron después a Trujillo, mi viejito entonces a Trujillo, finalmente la regresaron a Lima, mi padre no desmayaría, pidió su cambio a Corpac, tenía que estar también en Lima. Era el amor, no dejaría que escape, para esto habían pasado seis años. Era marzo de 1976.
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Fue el propio Cardenal Landázuri, quien le dio "la libertad" a mi madre, conmovido le dijo que su lugar era al lado de ese hombre de rostro duro y tierno, mi mamá que estaba completamente convencida que el suyo era el amor más puro e intenso, abrazó al Cardenal, le agradeció por comprender su corazón mortal, y se aferró para siempre de la mano de ese Élder, del santo de los últimos días con quien vivió hasta que sus ojos se cerraron para reencontrase con lo eterno. Mi mamá entonces dejó de ser la Madre Sor María del Socorro, para convertirse en la madre (ahora de familia): Socorro Viale de Alva.
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"Tú sabrás, hijo, si lo que tus ojos miran en los ojos de esa chica, es amor real, lo sabrás inconscientemente, lo sentirás por instinto, será un aviso, cuando ese día llegue, no le temas al tiempo, el tiempo solo existe en tu cabeza, el amor no tiene nada que ver con la razón, solo síguelo, atrápalo, no temas" Me dijo mi papá hace algunos años. Intento hacerte caso viejo. Intento tener tu fortaleza. Supongo que como a ti, alguien debe estar por allí esperando el amor de este poeta. Estoy atento.

En Trujillo, mi mamá conmigo y mis hermanos. 1984.

17 comentarios:

  1. Harold, te felicito por mantener la memoria de tu padre viva. Los que no lo conocimos tenemos una oportunidad de hacerlo. Hermosa historia!
    Gilao

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  2. Gracias Gilberto, le debo a él todo lo que he aprendido. Un fuerte abrazo.

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  3. una historia de novela bien bacán
    leyéndote me he preguntado cómo se habrán conocido mis padres. a veces los hijos no conversamos de estos temas con ellos y simplemente ignoramos aquel pasado que hizo posible nuestra existencia. no sabemos lo que nos perdemos. pero ya se fregaron, ahora los interrogo, jajaja.
    1abrazo

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  4. a los papás hay que interrogarlos, hacerles sentir que mas que hijos somos patas, y nos interesa aprender de sus historias, quizá y hasta apliquemos alguna de sus técnicas.
    un gran abrazo qiqe!!!

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  5. muy lindo y conmovedor, harold
    un abrazote

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  6. un abrazote Ale, mis viejos tuvieron un inicio de novela, por eso el final, pese a que mi viejito ya no está, estoy seguro no ha llegado.
    Saludos Ale.

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  7. Que lino Harold, qué bueno ver la historia de tu papá en este blog, qué bonito homenaje
    besos

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  8. gracias Lalita, que tú me lo digas me conmueve. Un beso enorme.

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  9. Simpre la memoria de quienes amammos nos hacen fuertes al valorar lo hermoso que es el ejemplo y el amor con que aprendemos a conseguir salir adelante ante tanta adversidad en este mundo...don Antonio fue un ejemplo vivo del teson con que un hombre es hombre con H mayuscula, el ejemplo de un guerrero luchador que no deja de demostrarle a su familia que con sacrificio se consigue la gloria...de ahi el fruto HAROLD S. ALVA VIALE...desde trujillo la mas alta valoracion y cariño a una persona que quise y respete...Don Antonio espereme que dentro de algunas décadas nos encontraremos nuevamente...pues la vida continua...

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  10. Hola Harold, te felicito de verdad me has dejado muy impresionada y has despertado en mi, esa inquietud de escribir cuando era pequeña y has traido viejos recuerdos unos tristes y otros alegres,recuerdos de todas aquellas personas a las que amamos y al igual que tu una de ellas es mi padre,Harold me has dado fortaleza hoy y me has hecho valorar a las personas que en verdad estan a nuestro lado y aveces no nos damos cuenta, te envio un fuerte abrazo.

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  11. gracias Ericka,
    a veces las respuestas están al frente y nos distraemos a los costados, supongo que así es la vida, no sé, que me digas que te he dado fortaleza para que escribas como cuando eras niña, me deja más que satisfecho, significa que mi función de puente continúa vigente, significa que vale la pena escribir, que todo esto tiene sentido.
    Un fuerte abrazo,
    de todos modos nos vemos en octubre en el D.F.

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  12. mi querido Jorge José Leal Pinedo!!!!
    acabo de regresar de un autoencierro necesario para no caer en las garras de la depre, hombre, te agradezco por tus palabras, fuiste mi primer amigo en la facultad de derecho, recuerdo cuando nos conocimos en la cola de los becados por ser premios de excelencia (Trujillo, 1995, estamos envejeciendo), me alegra leerte después de tantos años, mi padre te quería mucho, siempre tuvo sobre ti el mejor de los conceptos,
    dale mis saludos a tu papá, a tu mamá, a Micky, y a tus hermanos menores,
    un fuerte fuerte abrazo!!!!

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  13. Mi querido Harold, he leído este blog dedicado a tu padre, me ha sacado algunas lágrimas y sólo quiero decirte que los recuerdos viven y más si son de ese amor profundo que tiene tu familia. Un abrazo
    Isolda

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  14. Gracias Isolda,
    gracias por dedicarle tu tiempo a lo que escribo, gracias por dedicarle tu tiempo a la memoria de mi padre, lo extraño mucho.
    Un abrazo fuerte, fuerte.

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  15. Harold, quizá solo nos conoscamos de vista, soy hijo de Armando Ramírez (Zambo) de Cherrelique. He leido varios artículos uno de ellos "Un buen lugar para entrenar hijos", he extraido un pequeño párrafo para ponerlo en un albún de Casitas en el facebook; claro está con tu autoría.
    Gracias por escribir.
    Un abrazo.
    Toño Ramírez.

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  16. Hola Toño!,
    claro que me acuerdo de tu papá,
    de Cherrelique, de Casitas, espero este año visitar Casitas, caminar por la quebrada hacia El Palmo, a Tacnalibre, son tantos los recuerdos qu etengo de esa maravillosa tierra. Gracias por visitar mi página. Un fuerte abrazo y muchos saludos a tu familia.

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  17. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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